No puedo decir mucho sobre este libro, no sin destripar parte del argumento. Así que empezaré por el principio.
Nos presentan a dos personajes ideales en horas bajas. Él es el atractivo chico de pueblo y ella la perfecta chica neoyorkina. Forman el matrimonio perfecto, en el que se dejan libertad para salir con sus respectivos amigos y protagonizan luego momentos románticos dignos de una película.
Al menos los primeros años de relación. Para cuando empieza la novela, el amor ha empezado a resquebrajarse desde antes de que perdieran sus trabajos, antes de que se mudaran al pueblo donde creció él. Así que cuando se descubre que ella ha desaparecido, que hay signos de lucha en casa y muchas evidencias que él no puede explicar, es lógico que la policía centre sus sospechas en el marido.
A partir de ahí entra en un juego de evidencias, de detalles para el lector, para que se plantee sus propias teorías y culpe o exculpe al principal sospechoso. El lector aunque no lo quiera, se ve arrastrado por las sospechas, al igual que le pasa a la hermana melliza de él, que confía ciegamente en su hermano, pero que conforme aparecen evidencias ya no sabe qué creer.
Hasta ahí la primera parte. Hasta ahí todo lo que se puede contar al que no ha leído la novela. A partir de aquí hay SPOILERS.
Vaya bofetada recibe el lector cuando descubre la verdad sobre "el crimen". Resulta rebuscado, rocambolesco, y sin embargo es ideal.
Da la vuelta completamente al juego y nos damos cuenta de que estamos delante de una sociópata de manual. Nos deja boquiabiertos cuando descubrimos que realmente no era acosada de joven, que simplemente armaba todos los indicios con paciencia y que luego se sentaba a verlos arder. Que todo formaba parte de los planes de una mente desequilibrada y acostumbrada a no perder.
Nos pone la piel de punta darnos cuenta de que ella es una persona capaz de autolesionarse y luego limpiarlo todo para simular un asesinato en su salón. Que ha escrito un diario falso con entradas en las que cuenta como es víctima de episodios de violencia y menosprecio por parte de su marido, y que ha creado pruebas, que incluso se ha autoenvenenado para "demostrar" la veracidad de sus historias si llegaba el momento.
Cuando descubrimos el pastel solo podemos pasar las páginas rápidamente, en esa carrera endiablada que se convierte la novela, para ver de qué lado de la red cae la pelota.
Incluso por un momento nos permitimos disfrutar de la justicia poética del cazador cazado cuando ella se ve encerrada en una prisión con todo tipo de lujos menos la libertad de dejarla cuando quiera. Poco podemos imaginarnos el final, absolutamente magnífico, cuando descubrimos que quizá él no esté cuerdo tampoco del todo... porque, ¿tenía alguna otra opción?
Nos presentan a dos personajes ideales en horas bajas. Él es el atractivo chico de pueblo y ella la perfecta chica neoyorkina. Forman el matrimonio perfecto, en el que se dejan libertad para salir con sus respectivos amigos y protagonizan luego momentos románticos dignos de una película.
Al menos los primeros años de relación. Para cuando empieza la novela, el amor ha empezado a resquebrajarse desde antes de que perdieran sus trabajos, antes de que se mudaran al pueblo donde creció él. Así que cuando se descubre que ella ha desaparecido, que hay signos de lucha en casa y muchas evidencias que él no puede explicar, es lógico que la policía centre sus sospechas en el marido.
A partir de ahí entra en un juego de evidencias, de detalles para el lector, para que se plantee sus propias teorías y culpe o exculpe al principal sospechoso. El lector aunque no lo quiera, se ve arrastrado por las sospechas, al igual que le pasa a la hermana melliza de él, que confía ciegamente en su hermano, pero que conforme aparecen evidencias ya no sabe qué creer.
Hasta ahí la primera parte. Hasta ahí todo lo que se puede contar al que no ha leído la novela. A partir de aquí hay SPOILERS.
Vaya bofetada recibe el lector cuando descubre la verdad sobre "el crimen". Resulta rebuscado, rocambolesco, y sin embargo es ideal.
Da la vuelta completamente al juego y nos damos cuenta de que estamos delante de una sociópata de manual. Nos deja boquiabiertos cuando descubrimos que realmente no era acosada de joven, que simplemente armaba todos los indicios con paciencia y que luego se sentaba a verlos arder. Que todo formaba parte de los planes de una mente desequilibrada y acostumbrada a no perder.
Nos pone la piel de punta darnos cuenta de que ella es una persona capaz de autolesionarse y luego limpiarlo todo para simular un asesinato en su salón. Que ha escrito un diario falso con entradas en las que cuenta como es víctima de episodios de violencia y menosprecio por parte de su marido, y que ha creado pruebas, que incluso se ha autoenvenenado para "demostrar" la veracidad de sus historias si llegaba el momento.
Cuando descubrimos el pastel solo podemos pasar las páginas rápidamente, en esa carrera endiablada que se convierte la novela, para ver de qué lado de la red cae la pelota.
Incluso por un momento nos permitimos disfrutar de la justicia poética del cazador cazado cuando ella se ve encerrada en una prisión con todo tipo de lujos menos la libertad de dejarla cuando quiera. Poco podemos imaginarnos el final, absolutamente magnífico, cuando descubrimos que quizá él no esté cuerdo tampoco del todo... porque, ¿tenía alguna otra opción?
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