Como casi todo el mundo, he visto la adaptación al cine protagonizada por Audrey Hepburn. Y he de decir que no está entre mis películas favoritas, pero es una buena historia para una calurosa tarde de verano. De Capote había leído ya A sangre fría y después de leer ambas puedo decir que no se parecen ni en el prólogo.
La historia la conocemos: un escritor que se muda a un apartamento en el mismo edificio que una joven con un estilo de vida poco convencional.
El personaje de Holly me pareció igual de disparatado e incomprensible que en la película, aunque no era exactamente igual. En el libro se dedica a acompañar a hombres ricos a cambio de propinas y también ejerce de enlace entre un preso y su banda. Da la sensación de que alguien no puede ser tan superficial, que realmente se hace la tonta para poder seguir viviendo del cuento, porque es incapaz de llevar ningún tipo de horarios ni ya digamos tener algún trabajo estable.
No es una historia de amor. Paul (o Fred, como tiende a llamarle ella) al principio está muy molesto con ella por los ruidos y su manía de no llevar llaves del portal, lo que hace que él le tenga que abrir la puerta de madrugada. Luego evoluciona a curiosidad, porque son estilos de vida tan diferentes que se atraen, pero ahí se acaba todo. Ella tiene cambios de humor bruscos en ocasiones y es un personaje muy perdido pero que parece saber a donde va.
El final no es para Hollywood, por eso lo cambiaron en la película, pero tiene más sentido el del libro, al fin y al cabo, no es una historia de amor.
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